Suárez en el país de los pícaros
Muere
un astuto arribista, un superviviente de aquél régimen del horror
Suárez
en el país de los pícaros
24-03-2014
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Ahora
que fallece uno de los más claros referentes de la Transición, es
momento más de recordar lo que venimos diciendo que de improvisar
ninguna reflexión.También para que la memoria no nos falle, no vaya
a ser que otra vez nos den lecciones de democracia los que son
demócratas desde ayer mismo (como rezaba un chiste de aquella
época). Aunque seguro que los que le insultaron ahora le alabarán,
los tahures que le llamaron tahúr hoy lo miraran con arrobo, y los
que pactaron contra él el 23F -del rey abajo todos- dirán que fue
un gran hombre que representa el espíritu de la Transición. La que
trajo esta democracia. Y, por cierto, no fue el primer Presidente de
la democracia. Ese honor le corresponderá a Estanislao Figueras (I
República) o a Niceto Alcalá Zamora (II República). O puestos a
recordar, a Arias Navarro, porque el primer Presidente nombrado por
el Rey fue precisamente el último nombrado por Franco.
Suárez
fue un astuto arribista, un superviviente en aquél régimen horrendo
donde tanta gente perdió la vida. Un pícaro en un país condenado a
serlo de pícaros porque la España del altar, el trono y el dinero
decidió amputar la II República, esa que ya hizo en los años
treinta escuelas bilingües para el pueblo y empezó a reconocer que
España era una nación de naciones. Suárez fue Viceministro General
del Movimiento mientras asesinaban a los cinco de septiembre de 1975.
No dimitió ni pidió disculpas. Bajo su Presidencia fueron
asesinadas más de 200 personas por la extrema derecha o por los
cuerpos policiales. Que de pacífica no tuvo nada la Inmaculada
Transición. Trajo con maneras de pícaro a Tarradellas para evitar
que la izquierda gobernara en Cataluña. Nos legó, pícaramente,
esta España de las autonomías que hace agua por todos lados, de la
misma manera que la ley electoral que hace de nuestra democracia un
fraude para ventaja de los pícaros que vistieron casi toda su vida
camisa falangista. No permitió que el pueblo discutiera la
Constitución y retrasó las elecciones municipales hasta 1978 (dos
años después de las primeras generales porque sabía que iba a
ganar la izquierda y no quería que eso sucediera sin tener antes una
Constitución consagrada a evitar que el país recuperara lo perdido
en todos los ámbitos 1936). Engañó a los suyos y engañó a la
oposición, sabiendo que un país que sale de una dictadura es débil
con las mentiras. Un embaucador en un país donde una parte
importante de la ciudadanía quería dejarse embaucar y creerse mejor
de lo que era. Lo mismo que esos políticos que hoy son señalados
como lo más granado de la historia de la democracia. Demasiadas
imposturas en aquella época.
Suárez
era un realista que no tenía ningún proyecto de país -se jactaba
de no leer libros-, pero que sabía, por el contrario, leer lo qué
podía hacer y qué no hacer en cada momento. Se quedó sentado
cuando el 23F (¿Podía hacer otra cosa?) seguramente por las mismas
razones por las que Carrillo se negó a tirarse al suelo. Venir de
abajo no se te termina de quitar del todo. Y esas maneras campechanas
en un país donde los reyes han sido puteros y beben popularmente
fino con tapa de jamón ibérico, encajaron bien con el país legado
por Franco a la posteridad. Nos hicieron creer que la pelea no era
entre franquistas y antifranquistas, sino entre el bunker y los
reformistas, de manera que España se acostó falangista y se
despertó demócrata. Por eso este reino era el único páis de
Europa donde podías ser demócrata sin ser antifascista. Y por eso
el antifascimo está en el corazón del constitucionalismo europeo,
se celebra en sus días nacionales, se recuerda y se estudia y en
este rincón de Europa apenás es una tribu urbana. Gracias a
personas como Suárez.
Era
un hombre hecho a sí mismo a la sombra de los señoritos y los
poderosos, con los que siempre fue obsequioso y ellos con él. Se
llevó bien con otro clarinetista, el Rey Juan Carlos (desde que le
hizo favores cuando era director de RTVE y Franco jugaba con la carta
de casar a su nieta con Alfonso de Borbón, que podía reclamar la
corona), y ambos se usaron hasta que el segundo, que para eso ya era
Rey, decidió presicindir de sus servicios para entregar su cabeza a
los militares. Entonces montó el CDS, y se lo financiaron sus amigos
constructores y banqueros. Terminaría vendiéndoselo precisamente al
ladrón probado Mario Conde. Suárez, como su país, jugó a
olvidarse de todo, como una forma de decir que dios proveerá y si
no, también. Pero no contaban con las nuevas cohortes. Suárez se ha
ido cuando ya sabemos que la Transición fue simplemente lo que
dejaron que fuera los que mandaron, mandan y ya veremos si no siguen
mandando. Y cuando también sabemos que sus principales actores
-González, Guerra, los padres de la Constitución, buena parte de
los políticos regionales de la primera hornada- no fueron sino unos
comparsas bien pagados que interpretaron el papel que otros les
escribieron. Aqui parece que los únicos que se tomaron en serio
acabar con el franquismo son lo que pusieron el pecho, la cárcel y
la hacienda todos esos años donde la democracia se empeñaba en
tardar tanto.
Mientras
Suárez presidía gobiernos de España, el verdadero ADN de la
democracia, el republicanismo antifranquista, seguía enterrado en
las cunetas o se moría de viejo sin recibir ninguna compensación,
ni siquiera la moral de darles las gracias. No fue el antiguo
Gobernador de Segovia Ministro de Franco por semanas, ya que su
mentor falleció en un accidente de tráfico. De lo contrario, habría
firmado, como Fraga, sentencias de muerte en esos juicios amañados
propios de las dictaduras militares.
Algunos
estarán agradecidos con Suárez. Me temo que las generaciones que
hemos heredado esta democracia vacía no lo estamos. No lo están los
millones que ayer salieron en las marchas de la dignidad a decir
basta al régimen del 78. No hay rencor porque son ya el pasado. Es
una cuestión de tiempo. Que a Suárez y a esta democracia de
charanga y pandereta les sea la tierra leve.
(Si
no queremos que nos coloquen otra Segunda transición, luchemos por
una primera ruptura. Quien quiera profundizar, aquí dejo más
reflexiones)
http://www.publico.es/culturas/465221/monedero-la-transicion-fue-una-mentira-de-familia-que-ocultaba-un-pasado-poco-heroico
http://www.publico.es/culturas/465221/monedero-la-transicion-fue-una-mentira-de-familia-que-ocultaba-un-pasado-poco-heroico
Rebelión
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