"En situaciones excepcionales no vale con hablar, hay que comprometerse"
15-01-2014
|
Tras
su disposición a encabezar una lista electoral "ciudadana y
popular" para las elecciones europeas
"En
situaciones excepcionales no vale con hablar, hay que comprometerse"
Pablo
Iglesias Turrión (Madrid, 1978), profesor de Ciencias Políticas en
la Universidad Complutense, analista y presentador del programa de
debate La Tuerka, se ha convertido en un colaborador habitual de los
debates televisivos. Pero su nombre ahora resuena por otros motivos.
El
martes, Iglesias hizo pública su disposición
a presentarse a las elecciones europeas
que se celebrarán el próximo mes de mayo, encabezando una
candidatura "ciudadana y popular" de la que poco se sabrá
hasta el próximo viernes, cuando ha convocado una rueda de prensa,
más allá de algunos nombres de intelectuales y activistas que le
emplazaron a "mover
ficha".
¿Por
qué ha decidido dar este paso?
Porque
creo que puedo ser útil y porque en situaciones excepcionales la
gente decente tiene que hacer algo más que hablar, tiene que
comprometerse. Mi presencia en los medios ha hecho que se abra paso
un discurso que construimos trabajando en La
Tuerka.
Tratamos de entender lo que significó el 15-M, las mareas o la
crisis de régimen. Pero también las dificultades de la izquierda de
la que venimos para hablar a la gente normal. Cuando llevé ese
discurso a los grandes medios funcionó. La prueba es que me llaman y
que mucha gente nos ha asumido como referentes. Hay más gente que
podría haber dado un paso como este; yo siempre he mencionado a
Alberto Garzón y a Ada Colau como dos compañeros a los que me
encantaría ver en una como esta, y de paso me lo ahorraba yo. Pero
obviamente cada uno debe militar y actuar donde entienda que es más
útil. Yo creo que puedo serlo en una movilización electoral como
esta, que podemos convertir en una movilización de las conciencias
para que las cosas empiecen a cambiar a favor de la gente.
Habla
de la necesidad de ir al Parlamento Europeo, ¿en qué puede ayudar a
los ciudadanos que esta candidatura obtenga representación?
"Al
Parlamento Europeo hay que ir a discutir esta Unión Europea diseñada
para los banqueros" Sentarse en el Europarlamento no es lo más
importante, aunque hay que empezar a conquistar posiciones para una
revolución democrática en la UE que construya la Europa de los
ciudadanos y no la de los mercaderes. La clave es que nuestra
iniciativa la haga suya la gente, en especial aquella que se ha
movilizado, para generar un movimiento electoral que sirva como
mecanismo de empoderamiento democrático de los de abajo. Llegar a
Estrasburgo, aunque sea con muchos diputados y con una gran
confluencia, sin haber dejado redes de gente organizada haciendo
política, sin la ilusión del "sí se puede", sería un
fracaso.
Al
Parlamento Europeo hay que ir a discutir este modelo de Unión
Europea diseñada para los banqueros y los especuladores de la deuda,
a defender y construir soberanía popular y por una política
económica por el empleo y el reparto de la riqueza. Europa no es el
problema, el problema es esta Unión Europea y sus políticas contra
las mayorías sociales y los países del sur, que estamos en régimen
de semi-colonia, obedeciendo lo que dicen personas a las que nadie ha
votado. La solución es que la ciudadanía se plante y tome las
riendas.
En
un debate con Rubalcaba le usted le dijo: "No le pido que sea
socialista, le pido que sea patriota". ¿Qué quería decir con
eso?
Reconozco
que me indigné. No podía imaginarme que Rubalcaba iba a defender
tan abiertamente que sus exministros y Felipe González pudieran
sentarse en consejos de administración de empresas energéticas
privadas; pensé que pondría excusas pero dijo que "de algo
tenían que vivir". Cuando a la gente le están cortando la luz
y la calefacción, un dirigente con sentido de lo que significa la
dignidad de su país, tiene que estar dispuesto intervenir. Eso es
ser patriota y no hace falta haber leído a Marx o cantar La
Internacional para serlo, pero sí hace falta vivir como la gente
normal y escuchar las conversaciones en los bares o en la pescadería.
Hace falta escuchar lo mal que lo está pasando la gente y ver a la
casta de golfos vivir como viven, sin ninguna vergüenza. No se puede
gobernar para los que sufren y para los que les hacen sufrir. Yo
tengo claro de dónde vengo y quién es mi gente.
Pero
usted ha estado ligado a la izquierda durante mucho tiempo de su
vida.
Lo
llevo en el ADN. A mi tío-abuelo materno le fusilaron. Mi abuelo
paterno, socialista y comandante del Ejército Popular de la
República, fue condenado a muerte y pasó 5 años en prisión. Mi
madre, la primera persona de su familia que llegó a la universidad,
militó en la clandestinidad y mi padre también conoció la cárcel
durante la dictadura. A ellos les debo quien soy y desde los 14 años
no he dejado de militar. Pero precisamente porque conozco mi historia
yo no quiero que la izquierda sea una identidad asociada a la
derrota; quiero que la izquierda se haga pueblo y para eso hay que
entender los momentos que estamos viviendo y aspirar a ser un
instrumento útil para hacer una sociedad más justa.
"La
izquierda no es una religión, o es una herramienta para servir a la
gente humilde, o no es nada" La izquierda no es una religión, o
es una herramienta para servir a los de abajo, a la gente humilde, o
no es nada. Además, no vivimos un momento político de alternancia
electoral normal: vivimos un momento en el que la casta parece unida
por los mismos intereses egoístas y la gente, sin importar su voto o
preferencias, está sufriendo un verdadero despojo. Una propuesta
democrática y patriótica hoy es ya rupturista porque dice,
simplemente: primero las necesidades de la gente, del taxista que le
echa 12 horas al taxi por 800 euros, de la cajera que cobra 645, del
joven expulsado de su país y que crea e inventa fuera, del
trabajador despedido o del pensionista al que le reducen su pensión
y los derechos que tanto nos costó conquistar. Esa gente, haya
preferido lo que haya preferido en el pasado, es nuestra gente, es
nuestro pueblo. Y sin ellos no hay solución.
Pero
ha estado ligado de alguna forma a IU durante mucho tiempo, ¿qué
sentido tiene una candidatura separada del mayor partido de
izquierda?
He
colaborado con ellos como asesor de comunicación y he participado en
varios procesos de convergencia y refundación a los que me
invitaron. Algunos de mis mejores amigos (aparte de mi padre y mi
compañera) con los que mejor me entiendo políticamente son
militantes de IU. Para mi es fundamental que Izquierda Unida haga
suya nuestra iniciativa y entienda que, en momentos de excepción
como este, no sólo la audacia sino también la generosidad es muy
importante, como escribía ayer un buen compañero de IU.
Queremos
convencerles, desde el máximo respeto a su manera de funcionar, de
que un sistema que permita la participación de los ciudadanos en la
conformación de las listas electorales y en la elección del
candidato es una buena forma de empoderar a la gente y que eso es lo
que necesita el país: construir mayorías sociales con gente que no
vota en los congresos, que no habla como los militantes, pero que son
el pueblo que debe gobernar. Comprendo que sus tiempos y sus
dinámicas pueden ser una dificultad pero ojala tomen en
consideración nuestra propuesta. Lo que estamos proponiendo es
básicamente un método y una voluntad: que las listas electorales de
la alternativa al régimen y por la soberanía sean el resultado de
la participación directa de la gente. Creo que buena parte de su
militancia lo está deseando.
En
la izquierda se han defendido los liderazgos colectivos, pero ahora
usted lanza una iniciativa de corte personalista. ¿Ha roto usted?
"Los
liderazgos son herramientas que hay que poner al servicio del cambio
democrático" La necesidad de liderazgos, que yo entiendo como
personas capaces de comunicar y emocionar, es una prueba de nuestra
enorme debilidad. Si la sociedad civil estuviera articulada de verdad
no sería necesario que un tipo con coleta le dijera unas cuantas
verdades a Marhuenda para emocionar a mucha gente. Pero por desgracia
somos débiles y yo creo que no podemos prescindir de nuestra
capacidad de emoción. El problema es que si los portavoces siempre
se eligen en despachos o en complejísimos procesos internos, es
difícil que sepan emocionar. Los liderazgos, además, son
herramientas que funcionan si encarnan voluntades ya existentes con
las que dialogan, que tocan una tecla que suena bien en muchos oídos.
Pero nosotros no queremos oídos, queremos personas activas decididas
a dejar de lamentarse o dejar de votar con resignación y dar, con
muchos otros, un paso al frente. Los liderazgos son herramientas que,
en un momento como este, hay que poner al servicio del cambio
democrático.
Muchos
desencantados y, también, muchos de los que siguen saliendo a la
callen dicen que los partidos tradicionales ya no sirven. ¿Tienen
razón?
"No
es una candidatura de partido ni un nuevo partido, es un movimiento
ciudadano" Ojalá fuera tan sencillo como eso. El problema no es
la forma partido en sí (sobre lo que podríamos tener muchos debates
académicos) sino los partidos que se convierten en instrumentos de
los que nunca se presentan a las elecciones. Muchos de mis compañeros
militan en partidos; mi padre ha militado siempre en IU y mi
compañera también. Y los partidos de izquierda, al menos en nuestro
país, son imprescindibles para que las cosas cambien, pero creo que
no se bastan por sí solos y que hace falta algo más. Por eso esta
no es una candidatura de partido ni un nuevo partido, sino un
movimiento ciudadano: lo que proponemos es un método: que escojan
los ciudadanos y no las direcciones de los partidos, saquemos la
política de los despachos y llevémosla a las casas y a los barrios.
También
hay quien piensa que el problema son los políticos y que otro
"político" no es la solución ¿qué les diría?
"Dejar
la política en manos de la casta profesional es un suicidio"
Que dejar la política en manos de la casta profesional es un
suicidio, como se ha demostrado. Porque se venden a los que más
tienen y se ponen a su servicio para robarnos, para dejarnos sin
derechos, para subastar el país a trozos hipotecando nuestro futuro
y el de nuestras familias. Tenemos un país que recuperar y para eso
hace falta toda la gente que lo pone en marcha, no la que lo regala.
Sin esa gente, esto no tendrá sentido. Sin esa gente y su
protagonismo que asegure que no pierde el poder del voto al echar una
papeleta en la urna.
Los
que estamos valorando aceptar el reto no podemos ni queremos hacerlo
solos y solas. Somos profesionales, parados, gente de la universidad,
autónomos y trabajadores, que necesitamos a gente como nosotros,
para convertir el hartazgo y la indignación en fuerza, para ir al
Parlamento Europeo a defender que la Unión Europea o es para los
ciudadanos y los pueblos o es una estafa, que la deuda es un negocio
para unos pocos que está desangrando al sur de Europa, y que
asfixiando a la gente no se va a salir de la crisis, sino al revés:
confiando en ella.
Compartir
esta noticia:
Comentaris