Con ánimo de ofender original de Arturo Pérez Reverte






Chotos, pollos y ministros


"Sal y da la cara que en ésta no te pillan"
Es que es la leche. Uno no sabe si revolcarse de risa o blasfemar en esperanto cuando imagina el cuadro. Ese despacho de ministerio , con su bandera. ese ministro abnegado e intachable. Esos subsecretarios , asesores y correveidiles en plan tormenta de cerebros. Qué pasa con la cocacola, pregunta el ministro. Y los pollos . Y con las criadillas de choto. Y con la colonia Tufy nº 5. Y con los panchitos i las gominolas. Porque me las estoy jugando, rediós. Me la estoy jugando y vosotros no os ganais el jornal, y esta mañana me han sacado los colores en Moncloa. Que esto se nos va de vareta. Y los del elenco, muy dinámicos y en mangas ded camisa pidiendo café a la secretaria, como aprendieron en sus masters de Harvard y Berkeley, diciendo: tranquilo, ministro, todo està bajo control. Que no cunda el pànico. Y el ministro contesta: eso, que no cunda el pànico, porque como cunda estamos bien jodidos. Y los asesores replican que no es para tanto. Cuéntaselo tu Borja Luís.

I Borja Luis se alisa la gomina, tira de bloc y le cuenta al ministro que no pasa nada. Que las cocacolas eran sólo dos cajas de doce, y en la etiqueta pone contaminatión made in Belgium, así que hasta Stevie Wonder podría identificarlas. Y que los pollos ni se han acercado a la frontera. Y que las criadillas de choto chungas son las de choto MacPherson, que es una variedad de choto escocés que sólo se consume en algunos barrios de Glasgow, según se entra a mano derecha. Y que la colonia Tufy está limpia, y hasta la usa Ana Botella. Y que lo de los panchitos i las gominolas es un infundio de los fabricantes de palomitas para reventar a la competencia en el estreno de La guerra de las Galaxias. Así que tú tranquilo, ministro. No te disminuyas. Sal y da la cara, que en ésta no te pillan.

Y el ministro sale y lo cuenta. Garantizo personalmente, etcétera. Cordón sanitario, cinturón de hierro, permanente vigilia. Aquí no pasa nada, y las criadillas son cojonudas porque tienen mucho potasio. En cuanto a los pollos , trajimos cuatro para verlos, pero no convencieron y se los mandaron a Kosovo, que a esos total, les da lo mismo. Al final de la rueda de prensa sacan al ministro en un telediario bebiéndose una cocacola. La chispa de la vida, dice el muy capullo.

Luego se va a su ministerio y se fuma un puro. Enciende la radio para ver cómo quedó la cosa, y oye a un camionero de Cuenca explicando que ignora la suerte de los cuatro pollos que fueron a Kosovo, pero que el personalmente hizo cuatro viajes a Bélgica y se trajo doscientas toneladas de pollos de esos, que vio venderlos en un montón de pollerías y que los conoció por el acento. En cuanto a la cocacola, resulta que además de las dos cajas localizadas, que pone made un Belgium, hay otras trescientas mil cajas sin localizar donde no pone nada, que vienen del mismo sitio y se han repartido hasta las Chafarinas, y que es responsable de la distribución para España acaba de pegarse un tiro gritantdo << no me cogeréis vivo>> cuando iba a buscarlo la Guardia Civil. Y en cuanto al choto MacPherson, no sólo las criadillas tienen índices de plomo como para fabricar posta lobera del 12, sino que además esa variedad de choto está como una cabra i transmite la enfermedad de los chotos locos, que entre otras perversiones hace que los madrileños, a estas alturas, sigan votando a Álvarez del Manzano. Y a Ana Botella le han salido en el pescuezo unas ronchas que te cagas. Y que no sólo las gominolas y los panchitos, sino también las palomitas, contienen metacrilato clorídrico y espasmódico. Y además, en cada bolsita hay un rótulo que dice: Envasado en Doñana, Spain.


Entonces el ministro coge el teléfono y llama a su homónimo de transportes y aeropuertos, o como carajo se diga eso de lo que se ocupa ese fulano. Cuéntame cómo haces para no dimitir, tronco, le dice. Cuéntamelo despacio, que tomo nota...Y el otro contesta: pues nada, tío. Esto es como lo de don Tancredo. Tu ni parpadeas hasta que pasa el toro. De momento échale la culpa a alguien: al bipartismo mediático, al efecto 2000 o a Milosevic. Después te callas unos días, te vuelves invisible, y cuando aparezcas otra vez sales como si nada, tío. Esto es como lo de don Tancredo. Tú ni parpadeas hasta que pasa el toro. De momento échale la culpa a alguien: al bipartidismo, mediático, al efecto 2000 o a Milósevic. Después te callas unos días, te vuelves invisible, y cuando aparezcas otra vez sales como si nada, hablando de otra cosa. De aquí a entonces ya verás como surge alguna historia diferente, y los periodicos titulan con los Balcanes, Gil y Gil, el pacto de Estella o el nuevo abonado a la bisectriz de Carmen Ordóñez. Lo bueno de gobernar aquí, colega, es que este país tiene muy mala memória.

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