La privatización de la sanidad mata "Me dijeron que le quedaban dos años de vida y falleció a los seis meses"
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05-05-2014
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La
privatización de la sanidad mata
"Me
dijeron que le quedaban dos años de vida y falleció a los seis
meses"
Público.es
La
Instrucción 10/2012 del Departamento de Salud de la Generalitat de
Catalunya se emitió para dar cobertura sanitaria a las personas
excluidas tras el Real Decreto 16/2012 del Ministerio de Sanidad. En
la práctica, los requisitos fomentan el rechazo y no garantizan el
acceso universal a la atención médica.
La
Instrucció 10/2012 (pdf)
del Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya se emitió
para dar cobertura sanitaria a las personas excluidas tras la
aplicación del inhumano Real Decreto 16/2012 del Ministerio de
Sanidad. En la práctica, requisitos de la misma Instrucció fomentan
la exclusión y no garantizan el acceso universal a la salud que la
Instrucció anunciaba preservar.
Aurelia
enseña la montaña de informes médicos y derivaciones a varios
hospitales de su amigo Jolly Bolisay, diagnosticado con un cáncer de
pulmón y que falleció. Jolly ingresó en noviembre de 2013 en el
Hospital de Terrassa, donde recibió una parte del tratamiento. Dada
su buena evolución, se le dio el alta para que prosiguiera con un
control ambulatorio.
"Le
dijeron que en una semana debía ver a su oncólogo para la
quimioterapia", cuenta Aurelia. Allí empezó el calvario de
Jolly; al no tener la tarjeta sanitaria, no podía solicitar visita
con un oncólogo y proseguir con su tratamiento. "Necesitaba la
tarjeta sanitaria y el empadronamiento", recuerda Aurelia. Jolly
se fue a casa y, a finales del mes de noviembre, cuando se encontró
mal, volvió a urgencias, en Pere Camps, donde se le recomendó de
nuevo visitar a su oncólogo para el tratamiento. Regresó otra vez a
casa sin poder ir al especialista y a finales de diciembre acudieron
a urgencias de nuevo, esta vez al Hospital del Mar. "Como tenía
mucho dolor llamé a una ambulancia y ellos no nos preguntaron por la
tarjeta sanitaria. Vieron que estaba muy mal y lo ingresaron. Luego
sí que le dieron visita en consultas externas". El último
ingreso se realizó a finales del mes de enero. "En noviembre me
dijeron que le quedaban dos años de vida y falleció en seis meses.
¿Qué puedo hacer?". Explica que en el hospital todavía no han
establecido la causa exacta de su fallecimiento.
La
burocracia que mata
Aurelia
cuenta que su amigo llevaba más de veinte años en España, había
trabajado en la construcción y había tenido la tarjeta sanitaria.
Al no renovar el permiso de residencia, automáticamente se le
canceló la antigua tarjeta sanitaria. Según la Instrucció 10/2012,
para tramitar una nueva tarjeta sanitaria debía actualizar su
empadronamiento y demostrar una antigüedad en el padrón de un
mínimo de tres meses. A Jolly la burocracia le había declarado la
guerra. Su pasaporte, requisito imprescindible para el
empadronamiento, había caducado y tardaba dos meses en tramitarlo.
Formalizar todos los trámites hubiera supuesto unos seis meses de
espera. En todo este periodo no podía acudir a un oncólogo, solo al
servicio de urgencias.
El
endocrinólogo Jesús Blanco, de la Plataforma per una atenció
sanitària universal a Catalunya (PASU_CAT),
considera que en el caso de exclusión sanitaria de los pacientes
crónicos se incumplen incluso las previsiones del Real Decreto
16/2012. "Se afirma que el paciente tiene derecho a ser atendido
a través de urgencias hasta el alta médica, que no es el alta
hospitalaria. El alta médica de un proceso, por ejemplo, si te
diagnostican un cáncer, es el alta médica del cáncer, no de las
urgencias", explica Blanco.
El
médico señala que la ley, en un principio, cubre y garantiza la
atención en urgencias y las necesidades derivadas de esta atención.
"Cosa que no se está cumpliendo", apunta. "Cuando
acaba la atención en urgencias te mandan a tu médico de cabecera o
a tu especialista, pero sin tarjeta sanitaria no te dan visita con
este médico". Así, los pacientes crónicos sin tarjeta
sanitaria van de una puerta a otra y lo único que pueden hacer es
volver a urgencias . "No hay ningún tipo de excepción para
ellos y en urgencias no se atienden dolencias crónicas. Si en
urgencias llega un señor con hipertensión mal controlada, pues,
aparte de tratarlo en ese momento, no le aplicas tratamiento a largo
plazo", explica a Público
Jesús Blanco.
El
médico considera que las actuales propuestas de responsables de
departamentos de salud de varias comunidades autónomas (que
solicitan el acceso a la sanidad para pacientes crónicos con
patología psiquiátrica, "al que le añaden el calificativo de
peligrosa para la sociedad", o en el caso de enfermedades
transmisibles) son una estrategia de criminalizar a los pacientes. Y
la exclusión sigue en pie: "Criminalizas a la población y solo
sirve para poner etiquetas, porque si son personas sin acceso al
sistema de salud, ¿dónde las diagnosticas, en la calle? ¿Haces
redadas? Tenemos algún borrador y el hecho de que grupos de
dirigentes de la sanidad lleguen a escribir eso en un papel es
preocupante."
Urgencias
de pago y desatención menores
Genara
González, desprovista también de tarjeta sanitaria, acudió a
varios centros de urgencias hasta que finalmente la atendieron en el
Hospital Clínic: "Hemos ido a Manso de urgencias y nos dijeron
teníamos que pagar. De allí, al Hospital del Mar, de donde nos
mandaron al Hospital Clínic. Allí me pidieron el documento de
identidad y me dijeron que me iban a mandar la factura a casa, que ya
ha llegado". Las facturas emitidas en los centros de urgencias
de los distintos hospitales públicos no son algo circunstancial,
según los casos que recoge la plataforma PASU_CAT. "Recibir una
factura en urgencias no es la excepción, es la norma. Los casos sin
tarjeta sanitaria se facturan", explica Jesús Blanco.
Según
el Real Decreto 16/2012 del Ministerio de Sanidad, la atención
sanitaria en urgencias es de aplicación universal. Estefanía ,
doctora en el Espacio del inmigrante de Barcelona, comenta que un
vacío de interpretación en el mismo decreto deja la puerta abierta
a las facturas en urgencias. "Afirma que la asistencia en
urgencias está cubierta, pero no dice si es gratuita. Ahí nos la
han clavado. El discurso a nivel mediático se ha manejado muy bien:
nadie quedará en la calle sin estar atendido. Pero lo que nos consta
es que están cobrando las urgencias. Te atienden, sí, pero antes te
piden el documento de identidad y luego te hacen firmar un documento
conforme al que vas a recibir una factura. Es una medida disuasoria.
Ante la posibilidad de que le llegue una factura de 200 o 300 euros,
la persona se va a casa".
A
todo esto se suman los casos de arbitrariedad en las admisiones en
urgencias. Tudor Vrabiescu , menor de edad, tuvo que acudir dos veces
con vómitos a urgencias para ser atendido: la segunda vez, con un
acompañante que conocía los derechos del paciente y reclamó que se
le atendiera, dado que se trataba de un menor. Estefanía, que
acompaña a pacientes a urgencias para asegurarse de que son
atendidos, se pregunta quién decide la urgencia del caso en la
ventanilla de admisiones. "Urgente bajo la percepción del
recepcionista, no del médico. ¿El sentido común del ama de casa se
aplica a un sistema nacional de salud, fiebre o sangre?".
La
exclusión es el principio de la privatización del sistema
La
Instrucció 10/2012 emitida por el Departamento de Salud de la
Generalitat afirma asegurar la cobertura sanitaria universal para
todas las personas que residen en Catalunya. Pero esta misma
normativa presenta aristas que hacen que en la práctica la exclusión
sea una realidad. Uno de los requisitos es el padrón que debe tener
una antigüedad de tres meses. Los pacientes que tienen dificultades
para empadronarse, por carecer de domicilio fijo o por compartir
pisos donde ya figuran empadronadas otras personas, no pueden acceder
al médico. A estos casos se añade la "irregularidad
sobrevenida". El educador social del Espacio del inmigrante que
acompaña a los pacientes a los servicios médicos cuenta que
"durante este año y medio ha habido una fábrica de creación
de personas irregulares que han perdido el trabajo y, con él, la
tarjeta sanitaria, aunque hayan cotizado en su día".
Desde
la plataforma PASU_CAT, Jesús Blanco denuncia que los requisitos de
la normativa favorecen la exclusión sanitaria: "En Catalunya,
de las aproximadamente 300.000 personas excluidas tras la emisión
del Real Decreto 16/2012, creo que a unas 100.000 se les ha asignado
tarjeta sanitaria por la Instrucció 10/2012, con lo cual las
circunstancias de exclusión son más frecuentes que las de acceso a
la tarjeta sanitaria. Por eso decimos que esta normativa no arregla
la gran mayoría de los casos de exclusión y a veces acaba creando
un doble rasero, como pedir el padrón para niños y embarazadas
cuando estos casos no son excluidos por el RD; entonces no se tiene
que pedir el padrón."
Para
el médico, el argumento económico que justifica la exclusión
sanitaria es solo una vía para allanar el camino hacia un nuevo
modelo de Sanidad donde el paciente pasa a ser cliente , indiferente
de su origen. Insiste en que la sanidad no se paga a través de la
Seguridad Social, para vincular el acceso a la condición de
asegurado, sino a través de distintos impuestos.
"Con
el IVA de lo que compras financias la asistencia sanitaria, con el
IRPF de tu nómina también. Se empieza recortando por abajo y
arriba, el mismo RD 16/2012 que excluye a la los pacientes sin
papeles, también excluye a las personas que ganan más de 100.000
euros al año. Una vez que hayas establecido el nivel bajo y el alto,
es tan fácil como subir el bajo y bajar el alto para seguir
recortando el derecho a la salud. A eso o te opones ahora o será
imparable".
Las
clínicas privadas, favorecidas
El
recorte al acceso a la salud va subiendo al incluir diferentes
colectivos, como los españoles que residen más de tres meses en el
extranjero, los pacientes crónicos que deben pagar su medicación o
las personas que esperan años una intervención quirúrgica. A cada
colectivo se le excluye por una vía distinta, "burocrática,
temporal o económica. Hay un montón de formas de exclusión
sanitaria que se silencian", explica Estefanía.
Las
mismas listas de espera son una forma de exclusión y de favorecer a
la sanidad privada: "Para aligerar las listas de espera del
centro público se derivan pacientes a un centro privado, concertado
con la pública; o la persona misma que está en las listas de espera
se busca los recursos para ir a la privada, con lo cual no deja de
ser una manera de derivar flujo de pacientes a empresas privadas que
se lucran de la sanidad".
Las
exclusiones del sistema concretan los primeros pasos de la conversión
del derecho universal a la salud en un derecho proporcional al del
bolsillo de los pacientes. "Hablando de los condicionantes de la
salud, muchas veces decimos que influye más tu código postal que tu
código genético. En una ciudad pequeña como Barcelona, la
población del Raval tiene una esperanza de vida de siete u ocho años
menos que la población del barrio alto de Sant Gervasi. Es un 10%
menos y solo hay tres kilómetros entre estos barrios. La primera
misión de un sistema sanitario debería ser intentar disminuir esta
brecha, paliar los efectos de las peores condiciones de vida",
reclama Jésus Blanco.
La
movilización ciudadana contra la privatización del sistema es la
única vía de parar el desmantelamiento de la Sanidad pública,
advierte la doctora del Espacio del inmigrante: "Todo el mundo
tiene algo que hacer: el paciente debería luchar por sus derechos;
el médico, apelar a la ética profesional y ver pacientes no
asegurados; y los ciudadanos, hacer grupos de acompañamiento y
conseguir que los afectados vuelvan a recuperar la tarjeta
sanitaria".
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