La última emisión


Dedicado a Carlos Faraco

He perdido la esperanza de encontrarte. No te buscaré más. He dilapidado mis horas y mis días siguiendo el rastro de tus bromas y tus juegos, segura que era una de tus coñas. Ahora recuerdo aquella frase de bolero: "..por qué no me enseñaste como se vive sin ti..." Me cuesta aceptar tu silencio aunque pienses que esto se lo digo a todos. Ahora mis tardes de domingo serán grises. I tus suspiros pasaran por debajo de su puente para perderse en la distancia, más allá de las horas compartidas. 
Debo aprender a llenar con tu ausencia, amigo y compañero, nuestras horas felices. Recordar tu voz dentro de mi, tus bromas y tus risas, tus músicas, tus frases, hasta que me acostumbre a silenciar su eco suavemente o gritar-le:¡calla! Ahora he de convencerme cada día que ya no estás ahí. De que ja no acudirás más a nuestra cita. No, ja no quiero recordarte, ya no deseo sentir el eco tibio de tus palabras envolviéndome con ternura en mis  noches de insomnio; haciéndome sonreír desde mi tristeza; practicando ese  juego de complicidades entre nosotros. Tus palabras que ponían un retazo de azul en mis días grises como nubes de lluvia.

He de renunciar de una vez por todas a vivir sin ti, a no esperar más la calma de tus palabras a través de las ondas. Ya no debo esperar ese guiño radiofónico que me hacía sonreír...Ni tus silbos de jilguero enamorado; ni tus suspiros tan teatrales, ni tus indiscretas insinuaciones, que nunca llegaban al "rosa fuerte".
Ignoro el color de tus ojos y el tacto de tu piel, y sin embargo te añoro. Sé que nunca conoceré el sabor de tus besos después de tanto tiempo sintiéndote tan cerca. Aún así he de reconocer que ha valido la pena haberte conocido. I hasta te aseguro que tu me has enseñado a ser como soy, un poco como tu mismo, imprevisible y un poco tontorrona.

Por eso me abrí al poder mágico de tus palabras, a su capacidad de evocar recuerdos y sentimientos, que permanecían como dormidos al fondo del lago de mi consciencia. Hasta que escuché tu voz, y tu manera de decir, como acariciándolas al pronunciarlas...Entonces te entreabrí la puerta de mi soledad. Y quedé presa, prendida a los matices de tus ecos que empezaron y siguieron resonando en mi para siempre. Así nació un sentimiento de proximidad en la distancia, una amistad, un encuentro inolvidable...el final de una realidad i el comienzo de un sueño. 

Sabes, mágico encantador, no sé como hacerte llegar mi gratitud y esto me duele. Pero todavía me duele más que tu lo ignores. Aunque quiero pensar que entre nosotros siempre ha existido una conexión misteriosa, que iba más allá de las palabras, transportada por las ondas.

Una tarde de domingo, a eso de las siete, escuché tu voz, como solía hacerlo, y de pronto me puse a bailar sobre el suelo desnudo con un deseo incontrolable; noté que mi cuerpo se fundía en ti a través de tu música, de tus voces...En ese momento sentí que algo estaba sucediendo, percibía una fusión íntima fuera del tiempo y del espacio. Guardé aquel instante en la caja de mis instantes  perfectos. 

Nunca más volví a escucharte.

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

Cada dia, un conte: L'excursió, de Sergi Pàmies