MANIFEST DE LES 737 PARAULES
El manifiesto de las 737 palabras
Manuel Pascua Mejía
Nadie os obligó a ser políticos. Ninguno de nosotros os pidió que
sirvierais al país. Fue vuestra decisión, libre y soberana, así que no
vamos a bajar el listón de nuestra exigencia, al contrario, vamos a
incrementarlo como nunca antes lo habíamos hecho y vamos a convertir
nuestra determinación en el motor de una revolución pacífica que no
podréis ni soñar en detener.
Nosotros sustentamos la nación con nuestro trabajo y sostenemos al estado
con nuestros impuestos. Nosotros parimos los hijos, los educamos para que
continúen manteniendo la nación cuando les llegue el turno y los alojamos
en nuestras casas más tiempo del necesario para su vuelo. Y vosotros no
habéis hecho vuestra parte del trabajo.
Ahora no tenemos pan para alimentar a muchos de los nuestros. Ahora una
generación entera mejor preparada que ninguna otra antes está agonizando
sin futuro. Por vuestra culpa.
Ahora lo sabemos: con vuestra hambre de prebendas y vuestra medrosa
intemperancia habéis vendido nuestro país y nos habéis vendido a nosotros.
Lo peor es que también queréis que paguemos la factura de vuestras
pavorosas componendas.
Nosotros cuidamos de los ancianos, mantenemos el ritmo económico del país
y hacemos que el progreso sea una realidad para todos inventando Internet,
descubriendo los principios activos de los medicamentos, aportando ayuda
para paliar cualquier desgracia colectiva, viajando a lugares remotos para
llevar consuelo o conocimientos, creando los puestos de trabajo y
limpiando el chapapote mental con que vuestra negligencia nos roba vidas,
haciendas y esperanzas.
Somos nosotros los que morimos por vuestras decisiones, demasiadas veces
equivocadas: y es que nosotros ponemos los muertos en los accidentes, en
los atentados, en las guerras y en las catástrofes. Vosotros solo nos
miráis desde arriba, insaciables, pidiendo más y más y más.
Ahora, cuando las cosas van mal, así sea individual o colectivamente,
seguimos siendo nosotros los que apechugamos para salir del hoyo que
vosotros cavasteis. Y de paso os sacamos también a vosotros, ingratos, que
encima sonreís y os ponéis la medallita que solo es de la masa, de la
gente, de la muchedumbre. De la ciudadanía. Nuestra. Y ya hemos llegado al
final de nuestro aguante.
Hasta hoy os hemos pedido poco, muy poco. Solamente que no metierais mano
en la caja, que no anduvieseis a la gresca por una silla apenas unos
centímetros más alta que la otra, que conocierais y respetarais la
Constitución, que entendierais nuestras necesidades como sociedad, que
fuerais demócratas en el más estricto sentido de la palabra y que
protegierais a los más frágiles de entre nosotros. Los servidores públicos
sois vosotros y estáis a nuestra disposición, pero lo olvidasteis hace
décadas y vendisteis muy barato nuestras vidas, nuestras haciendas,
nuestras esperanzas.
Os pedimos muchas veces que nos respetarais como a iguales, que dejarais
de perder el tiempo en nimias controversias sobre el tamaño de vuestros
egos, enormes por demás. Os gritamos que fuerais más constructivos,
capaces y tolerantes, que no dierais tan mal ejemplo a todos los que os
hemos estado mirando, atónitos.
Ha llegado el momento de recordaros algo muy importante: este país es
nuestro, no vuestro. Y os lo vamos a hacer saber con cuanta determinación
y esfuerzos sean necesarios.
Ha llegado el momento. Vamos a recuperar nuestras vidas, nuestras
haciendas y, por encima de todo, nuestras esperanzas y nunca más volveréis
a robárnoslas.
Ha llegado el momento. Somos más y cada uno de nosotros vale más que todos
vosotros juntos porque a nosotros nos mueve la confianza en el nuevo
tiempo al que pertenecemos y no vuestro miedo a perder un tiempo que ya
murió.
Ha llegado el momento. Vamos a recuperar la sociedad de una nación a la
que queremos más que vosotros, con más sensatez y mejores capacidades. Una
sociedad que sabe lo que quiere, cómo lo quiere y cuándo lo quiere; una
sociedad segura de sí y que sabe bien lo que no quiere: a vosotros.
Ha llegado el momento de abrir la caja de Pandora: y ahora solo resta que
os vayáis y dejéis el campo libre para que podamos hacer las cosas bien,
con la participación de todos y con la hermosa bandera de la Democracia
Real izada en nuestros pabellones. No lo pongáis difícil empecinados en
vuestra arrogancia.
Idos a casa, politiquillos. Idos ahora cuando todavía os cabe el honor de
la retirada silenciosa. Después no habrá tiempo y será muy doloroso.
Estáis despedidos. Sin 45 días. Ni paro.
Democracia Real Ya.
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