Decálogo sobre la felicidad



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Genio de España: José Manuel Rodríguez Delgado
por Jesús Romero Samper"
Una aproximación biográfica a un paradigma para los científicos en España
José Manuel Rodríguez Delgado nació en Ronda (Málaga) el 8 de agosto de 1915. Movido por su incipiente y temprano interés por la Medicina, se trasladaría a Madrid para cursar estudios universitarios, llegando a ser profesor adjunto de Fisiología. Poco después sería contratado como investigador por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde comienza a trabajar en el área de la Neurobiología. Durante el curso 1935/36 ayudó a Severo Ochoa a preparar sus oposiciones a la Cátedra de Fisiología de Santiago de Compostela . Conocedor de su creciente prestigio, en 1950 el profesor John F. Fulton, de la Universidad de Yale (Estados Unidos), le invita a colaborar con él. Permanecería en Yale más de veinte años, llegando a conseguir, en 1966, la Cátedra de Fisiología y la dirección del laboratorio de Neurobiología. Fruto de sus investigaciones con gibones y chimpancés sería una prolija producción que merecería el aplauso de la comunidad científica internacional. En 1969 vió la luz su libro más conocido, “Control físico de la mente. Hacia una sociedad psicocivilizada”: traducido a varios idiomas y reeditado en varias ocasiones.

Y un decálogo sobre la felicidad
A la par el doctor Rodríguez Delgado ha dedicado toda su vida a la investigación práctica, a las posibilidades diagnósticas y terapéuticas de la electroestimulación cerebral, abriendo vías de estudio a nuevas generaciones de neurofisiólogos, ha recalado en la reflexión sobre la fenomenología de algunas de las sensaciones humanas: el dolor (sensu lato), la angustia, el miedo,… la felicidad. Preocupación, que no tendencia, muy común entre los investigadores: cuanto más profundizamos en el conocimiento, más conscientes somos de lo poco que sabemos. Las posibilidades que ofrecen la selección y el control inteligente de los determinantes del comportamiento no están exentas de controversias éticas, médicas ni jurídicas; precisamente el libro referencial de Rodríguez Delgado concluye proponiendo un plan en torno a la educación, la reorientación del talento, la investigación científica o la comunicación.
En un reciente encuentro organizado por la Fundación Humanismo y Ciencia, el Dr. José Manuel Rodríguez Delgado disertó sobre el sentido de la felicidad. En su ponencia resumió en diez puntos cómo entendía él la felicidad. Es de considerar que Rodríguez Delgado ha ido trascendiendo, como comentábamos, de la Biología aplicada a la interpretación psicológica del fenómeno; deteniéndose, particularmente, en el desarrollo cognitivo de los niños. A modo de conclusión y -permítaseme la expresión- “poniendo los pies en la tierra”, por su interés transcribimos textualmente esos diez puntos.
1. El primero es que la felicidad es un bien personal. Es mi felicidad, no hay fórmula mágica para conseguirla, pero existen conocimientos y entrenamientos para encontrarla y aumentarla. Este es precisamente el objetivo de lo que estamos haciendo aquí.
2. ¿Dónde está la felicidad? Yo creo que ni en el estómago, ni el corazón ni en la sexualidad. Está en el cerebro. ¡Hombre!, si te hacen una comida muy buena, te hinchas la barriga y lo pasas muy bien, pero esto es una sensación, no la felicidad. Si tienes una chica a tu lado te puede dar placer, pero tampoco te da felicidad. La felicidad es una cosa mucho más compleja y para ser feliz, claro, hay que conocer los mecanismos fisiológicos, elementales, materiales, que nos permiten ser felices, si; pero sabiendo que hay algo que es la interpretación de lo que estamos recibiendo.
3. Muy importante. El cerebro infantil se estructura por determinismo genético. Desde luego, pero está influido por las recepciones sensoriales de la cultura y ambos elementos, el genético y las percepciones sensoriales, son totalmente indispensables. Vamos a ver, tú piensa un poco en ti mismo, tú que me estás escuchando. Piensa en tus creencias, en tus prejuicios: ¿te gustan los negros o blancos, o los amarillos?, o… en los amores, ¿estás enamorado o decepcionado?; en las hostilidades. ¡Ah, caramba!, todo esto se inculca en los cerebros infantiles, pero fíjate que tremendo, que la “inculcación” se realiza sin su conocimiento. ¿Cómo va a saber un niño de cinco o seis meses?, no conoce, y sin su consentimiento, ¿va a consentir el niño que aprenda inglés, francés o alemán? Pues claro que no. Así es que por la “inculcación” infantil se establece la personalidad de cada uno de nosotros y las reacciones de pensamiento y de acción, lo que supone una tremenda responsabilidad de los padres, de los maestros.
4. La salud, el dinero, el amor, el poder, el prestigio social y otros elementos ayudan, pero no son esenciales para le felicidad, Lo más importante es la educación. Con le educación puedes cambiar el signo de todos estos elementos y, entonces, ser más feliz.
5. Ser más feliz. ¿Sería posible establecer cursos de enseñanza y de apreciación de la felicidad?, ¿sería posible establecer cursos de apreciación de la música? ¡Hombre!, pues claro que sí. Entonces, aprendemos a gozar más de la música de Motzar, o de Beethoven, o de quien sea porque nos han enseñado a preciar la recepción sensorial de esta música. Así es que de una manera parecida, ¿no podrían establecerse cursos de apreciación y enseñanza de la felicidad? Eso es lo que espero y deseo en un próximo futuro, en el siglo XXI. Hay que aprender a ser más felices, ¿cómo? Pues por el ambiente cultural, y de la misma manera que los niños aprenden el alemán, el francés y el inglés, que aprendan a ser un poco más felices. Esto es perfectamente posible y es uno de los propósitos de lo que estamos intentando hacer ahora.
6. Bueno, y ¿cómo? Porque en el cerebro (esto es una teoría que yo defiendo) yo creo que existe algo así como un “psicostato”, una cosa parecida al termostato de nuestra casa, y de igual manera que con el termostato decimos: ¡ah! Yo quiero que mi casa esté a 23 grados, y el termostato la regula, pues ¿no habrá una especie de “psicostato” regulando la sensibilidad de mi propio cerebro, de la interpretación de lo que estoy recibiendo de fuera?
7. Una mayor apreciación de lo bueno y una menor sensibilidad para lo malo. Esto es perfectamente posible y lo que no es aceptable es abandonarse a un determinismo biológico que dice: ¡ah!, ¡pues yo soy así!, ¡pues yo no voy a cambiar! Pues no, tú no eres así… Tú eres educable. Y en esa educación interviene de manera esencial la apreciación de la felicidad. La felicidad yo creo que hay que tomarla con las manos llenas, mientras que la adversidad hay que cogerla con tres dedos, muy poco, para que tengas muy poca adversidad y mucha felicidad.
8. El punto ocho yo creo que es tremendamente importante, porque ¿no es cierto que, en general, estamos manipulados por nuestro medio ambiente? ¿Manipulados? Pues si señor, por nuestros hijos, por nuestras mujeres, por nuestros maridos, por nuestros amigos, por la universidad… todo nos manipula y entonces está quitando el elemento responsable de por qué hacemos lo que estamos haciendo. Yo digo: no aceptes la manipulación del exterior. Elige tu propio camino, el de máxima felicidad y entonces te vas a sentir mucho mejor y esto es algo que puedes aprender en los cursos de felicidad.
9. Punto nueve, y ya casi último, es que la felicidad no se consigue ni con drogas, ni con respuestas instintivas, sino con la satisfacción emocional e intelectual de la obra realizada. Esto ¿qué es? ¡Hombre!, muy fácil; tú tienes una chica estupenda y el instinto te dice que te acuestes con ella y que lo vas a pasar bomba; pues ¡eso es verdad!, pero falta algo, falta la relación espiritual con ese ser humano, entonces eso te va a dar placer, si; felicidad, no. De manera que tenemos que enseñar y aprender a ser más felices, más sensitivos, rechazando el goce instintivo elemental y abrazando el goce de las cosas más bonitas de la vida: el arte, la música, las buenas compañías, la conversación, que nos proporcionan la felicidad.
10. Diez y último. La felicidad, creo yo, requiere el goce del momento presente (yo ahora estoy gozando el momento presente, muy bien) más la conjunción entre los recuerdos buenos del pasado y las perspectivas del futuro. ¿Por qué interpreto yo las cosas de una manera bonita? Porque coincide con mis recuerdos del pasado; cuando yo era niño, cuando yo estaba en sitios diferentes, lo estaba pasando muy bien. Así es que conjunción entre los tres elementos: el momento presente, el recuerdo del pasado y esperar algo maravilloso del futuro. Así esperamos que todos vosotros que e estáis oyendo podáis alcanzar un mayor grado de felicidad.

Jesús Romero Samper

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