Fuga de cerebros y asentamiento de mediocres


Fuga de cerebros y asentamiento de mediocres




El reino de España da claro signos de profunda decadencia en distintos ámbitos (económico, político, cultural…). Sin embargo, de especial gravedad son las noticias de la imparable salida de destacados “cerebros” de nuestro país ante la nula inversión estatal/autonómica/municipal en becas de investigación, proyectos I+D etc… Lamentablemente, las noticias de dicha descapitalización de recursos humanos que generan alto valor añadido son numerosas. El martes, 14 de Enero de 2014, pudimos leer en los medios de “comunicación” que el investigador Juan Carlos Izpisúa dimitía como director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona. El grupo liderado por este investigador consiguió recientemente generar mini-riñones en el laboratorio a partir de células de la piel, hallazgo que ha sido considerado por la revista Science (una de las más prestigiosas del mundo en ciencia) como uno de los hitos del año 2013.
Como investigador exiliado he sido testigo de que al mismo tiempo que se expulsan a los más preparados se incentiva el asentamiento de los más mediocres e sumisos del poder establecido.

Pondré un ejemplo real para ilustrar dicho argumento. Licenciada en Medicina. Varios años de trabajo de campo. 26 artículos en revistas internacionales hasta la actualidad. En 2012 la renovación de su contrato peligra por la falta de recursos económicos. Aparece una convocatoria pública de investigación. Requisito esencial para inscribirse en dicha convocatoria ser doctor/a. La licenciada en Medicina “encarga” una tesis doctoral (literalmente se contrató a una estadística) dado que a pesar de sus 26 publicaciones internacionales la candidata nunca ha escrito un artículo científico como primera autora, no sabe interpretar lo que es un valor P en estadística y nunca ha asistido a un congreso internacional. Sin embargo, el jefe del grupo de investigación consigue que su “doctoranda” lea su tesis, gane un contrato de “investigación” de 4 años y para poner la guinda a tanta mediocridad, recibe un premio extraordinario de doctorado de la Universidad.

¡Viva la meritocracia en España!
Desde el exilio se entiende por qué ninguna Universidad española se sitúa entre las 300 mejores universidades del mundo.

Seamos claros: En España la mediocridad y la corrupción es más fuerte que la excelencia, el trabajo y la ilusión.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



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