Asesinato de Yolanda Sánchez Soler
Fascistas a sueldo de la Guardia Civil y la Policía
Público.es
¿Se imaginan qué dirían los portavoces de la AVT y del PP si la Ertzaintza contratara a un ex militante de ETA para que impartiera cursos de formación a sus agentes? Seguro que Francisco Alcaraz, el demócrata amigo de Ynestrillas, volvería a amenazar con que los suyos se tomarían la justicia por su mano ante semejante humillación a las víctimas. Sin embargo, ya sabemos que la extrema derecha española nunca se ha caracterizado por sus agallas a la hora de tomarse la justicia por su mano; siempre que pegaban un tiro a alguien se aseguraban antes la cobertura de los aparatos del Estado.
Hoy se ha publicado un estremecedor reportaje de José María Irujo que nos cuenta que Emilio Hellín, el ultraderechista miembro de Fuerza Nueva (el partido de Blas Piñar) que asesinó de dos disparos en la cabeza a la militante de izquierdas Yolanda González en 1980, imparte cursos en el Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Policiales (IUICP) y dirige una empresa que asesora habitualmente a las fuerzas de seguridad del Estado. El instituto depende de la Secretaría de Estado para la Seguridad del Ministerio del Interior. Según se nos dice en el citado reportaje, algunos de los cursos se realizaron en 2008, cuando Alfredo Pérez Rubalcaba estaba al frente del Ministerio del Interior, pero dudo que veamos al jefe del PSOE dar explicaciones sobre esto. Ya se sabe que si alguien protegió y amparó en nuestro país a los terroristas a sueldo del Estado, esos fueron los socialistas.
Emilio Hellín, hermano de un guardia civil, fue detenido en casa de un inspector de policía, tras la confesión de uno de los participantes en el asesinato de Yolanda, el policía nacional Juan Carlos Rodas. Hellín fue condenado a 43 años de cárcel. Participó en una fuga de la cárcel de Alcalá de Henares pero fue detenido y recluido en la prisión más segura del país, Herrera de la Mancha. Finalmente consiguió que le concedieran un escandaloso permiso penitenciario y escapar con toda su familia (¿es esto posible sin amigos poderosos?) a Paraguay, donde fue recibido como un héroe por el régimen de Stroessner. Allí empezó a trabajar formando a los servicios secretos policiales y militares de la dictadura paraguaya. Finalmente, tras una investigación periodística, fue extraditado a España en 1990. Tres años después ya disfrutaba de permisos y en 1996 se cambió el nombre en el registro civil.
En el momento del asesinato de Yolanda, dirigentes socialistas de la talla de Alfonso Guerra o Juan Barranco, denunciaron las vinculaciones de los asesinos con las fuerzas de seguridad. Se sospechaba que tras el asesinato estaba la el jefe de la Brigada Especial Operativa, el comisario Manuel Ballesteros, un torturador de la dictadura franquista que fue repescado por el siniestro ministro de interior del PSOE José Barrionuevo. La necrológica que le dedicó El País en 2008 presenta a Ballesteros como un experto en la lucha antiterrorista que participó en las conversaciones con ETA en Argel.
Ya tienen ustedes elementos suficientes para comprender cómo es posible que un ex terrorista trabaje a sueldo de las fuerzas y cuerpos de seguridad que pagamos todos. Sencillamente, porque fue un terrorista al servicio del Estado. ¿Transición modélica y ejemplar la nuestra? Quienes afirman tal cosa sólo merecen el desprecio de los que somos demócratas.
Pablo Iglesias es profesor de Ciencia Política en la Complutense.Dirige y presenta la tertulia política La TuerKa, que muchos consideran la más crítica de la televisión. Twitter: @Pablo_Iglesias_
Fuente: http://blogs.publico.es/pablo-iglesias/208/fascistas-a-sueldo-de-la-guardia-civil-y-la-policia/

Emilio Hellín, hermano de un guardia civil, fue detenido en casa de un inspector de policía, tras la confesión de uno de los participantes en el asesinato de Yolanda, el policía nacional Juan Carlos Rodas. Hellín fue condenado a 43 años de cárcel. Participó en una fuga de la cárcel de Alcalá de Henares pero fue detenido y recluido en la prisión más segura del país, Herrera de la Mancha. Finalmente consiguió que le concedieran un escandaloso permiso penitenciario y escapar con toda su familia (¿es esto posible sin amigos poderosos?) a Paraguay, donde fue recibido como un héroe por el régimen de Stroessner. Allí empezó a trabajar formando a los servicios secretos policiales y militares de la dictadura paraguaya. Finalmente, tras una investigación periodística, fue extraditado a España en 1990. Tres años después ya disfrutaba de permisos y en 1996 se cambió el nombre en el registro civil.
En el momento del asesinato de Yolanda, dirigentes socialistas de la talla de Alfonso Guerra o Juan Barranco, denunciaron las vinculaciones de los asesinos con las fuerzas de seguridad. Se sospechaba que tras el asesinato estaba la el jefe de la Brigada Especial Operativa, el comisario Manuel Ballesteros, un torturador de la dictadura franquista que fue repescado por el siniestro ministro de interior del PSOE José Barrionuevo. La necrológica que le dedicó El País en 2008 presenta a Ballesteros como un experto en la lucha antiterrorista que participó en las conversaciones con ETA en Argel.
Ya tienen ustedes elementos suficientes para comprender cómo es posible que un ex terrorista trabaje a sueldo de las fuerzas y cuerpos de seguridad que pagamos todos. Sencillamente, porque fue un terrorista al servicio del Estado. ¿Transición modélica y ejemplar la nuestra? Quienes afirman tal cosa sólo merecen el desprecio de los que somos demócratas.
Pablo Iglesias es profesor de Ciencia Política en la Complutense.Dirige y presenta la tertulia política La TuerKa, que muchos consideran la más crítica de la televisión. Twitter: @Pablo_Iglesias_
Fuente: http://blogs.publico.es/pablo-iglesias/208/fascistas-a-sueldo-de-la-guardia-civil-y-la-policia/
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Mariano Sánchez Soler
Nuestra amiga Yolanda procedía de las Juventudes Socialistas de Vizcaya, estaba afiliada a Comisiones Obreras, como trabajadora de la limpieza, y era militante del Partido Socialista de los Trabajadores, una organización trotskista ya desaparecida, surgida tras una escisión del PSOE.
Un comando de Fuerza Nueva, comandado por Emilio Hellín Moro, la asesinó y dejó su cuerpo tirado en una carretera comarcal. Le quitó la vida un tiro en la sien disparado por este fascista, ingeniero electrónico, que hoy vive plácidamente en Murcia, a pesar de haber sido condenado a más de treinta años por el asesinato y secuestro de Yolanda.
¿El motivo del crimen? Yolanda era una de las dirigentes de la Coordinadora de Estudiantes de Enseñanza Media y Formación profesional que organizaba las movilizaciones en Madrid contra las leyes educativas del gobierno de Unión de Centro Democrático, cuyos miembros en activo, por cierto, son en la actualidad militantes del PP.
Hoy Yolanda tendría 43 años y estaría entre nosotros, comprometida como entonces en la consecución de una sociedad más justa y democrática. Recordarla no es suficiente. Como escribió el poeta Juan Gelman: "Lo contrario del olvido no es la memoria. Es la verdad. La verdad de la memoria en la memoria de la verdad".
Después de su asesinato, ya ninguno de nosotros ha vuelto a ser como antes. Pero una cosa es segura: seguimos comprometidos, como ella lo estuvo, porque sabemos que otro mundo es posible. Y que todo depende de que sigamos viviendo de pie, sin arrodillarnos jamás.
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