Papeles de invierno









 A la sombra de los puentes
de
Marcos Gonález Sedano




A sabiendas de que dios no existe y de que el único dios verdadero es aquel que cada uno de nosotros lleva dentro, a veces oculto por un acopio de chatarra, hay momentos en que la voz humana, las campanas o el papel llaman al encuentro, al concejo en la Sala del Mexuar o a sacar a la puerta de la casa unas sillas de enea para conversar.



Sobre la marisma era Nebrissa el lugar donde los reyes Gerión, Norax, Gárgoris, Habidis, el Hombre de Plata y el rey cuyo nombre está prohibido pronunciar, guardaban la Luz en seis candelabros que iluminaban el saber, las artes, la cultura y el encuentro con la Tierra, abriendo las puertas al Jardín del Edén. Hoy son botín de guerra y yacen apagados lejos de su casa.


Bastó sacar la piedra clave del arco de la portada principal para que todo el templo se nos viniese encima. El tiempo hizo lo demás. Esa piedra clave sacada de su lugar es ahora un sillar más en un vertedero de escombros y habría que reconstruir el templo entero para que volviera a ser quien fue.


Una vez destruido el templo, robada la Luz y desaparecida la mesa donde la harina de trigo sin fermentar hecha pan reposaba para saciar el hambre, solo quedamos nosotros en este solar y una vara de almendro cortada en la derrota que aún no ha florecido. Y nosotros, cada vez menos yo y más ellos. Nideluces errantes perdidos en su propia tierra y en la diáspora, ascuas bajo las cenizas de una candela que poco a poco se va apagando. En esta desesperación de la conciencia, cuando los leones de Sierra Nevada están cautivos en la Colina Roja y la Leona de Baena, el León de Bujalance y el Toro de Urso no pueden prestarnos sus fuerzas, solo somos seres humanos y dependemos de nosotros mismos. Ya hace tiempo que nos abandonaron los dioses, aquellos que creamos con la palabra, en las fraguas y crisoles, los mismos que sacamos de la madera y la roca dándoles alma.


Y aquí estamos, en este momento ingrato de la historia, cruzando descalzos y sin sandalias estos puentes, buscando la sombra y el espíritu de la ciudad de Córdoba para sentarnos a conversar en unas sillas de enea y de álamo criados en la ribera del Gran Río.





En Andalucía, invierno de 2013

Marcos González Sedano

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

Cada dia, un conte: L'excursió, de Sergi Pàmies