Los primeros pasos


Por Llum Sánchez Penalva
Cuando vi en una “peli”, en blanco y negro, cómo el vehículo, en el que transitaba Carrero Blanco, saltaba por encima de un edificio de cuatro plantas, casi no lo podía creer. Ya no había sucesor para la dictadura!
Cuando murió Franco en mi panda éramos demasiado jóvenes e ignorantes para brindar con champán. Voté a Tierno Galván en las primeras elecciones `democráticas. Hasta ese momento tan sólo había votado en un referéndum, no recuerdo qué.
El primer gobierno de la “democracia”, D Adolfo Suárez, que en gloria esté, fue presidente de la nueva -iba a escribir república- democracia española. Los maest@s después de arrastrar muchos años de sueldos congelados, también tuvimos que ver como durante tres largos años se congelaron las oposiciones a una plaza de maestr@ en la Escuela Pública. Entonces todavía estaba vigente aquello de “Pasa más hambre que un maestro de escuela”
El Ayuntamiento de la localidad nos cedió un piso en las afueras para vivir o malvivir los maestr@s.” Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia…” decía el catecismo de la época. Yo tenía hambre y sed de justicia. Por eso much@s deseábamos un cambio. Leí, estudié reflexioné y comprendí. Comprendí que para que se diera un un cambio político, se había de asumir una ideología determinada, cosa que podía traer consecuencias individuales y colectivas, personales y familiares. Por entonces las mujeres lo estábamos verificando con el cambió que supuso abrir las ventanas de la mente a la igualdad de género, esto suponía enfrentarse a numerosas controversias por parte de los otros. Ay, cuanto cuesta dejar la poltrona.
Aún así, “sí”, afirmé dentro de mi, acepto el reto.
A medida que se alternaban las legislaturas me daba cuenta de que ninguno de los dos partidos mayoritarios, que se turnaba en el poder aplicando fervientemente la ley de partidos, me representaban; mientras los restantes tenían tan sólo una presencia simbólica. Leñe, ya tenemos el bipartidismo en danza, qué gran invento para los políticos. Me los imagino bailando un minué. Es decir empecé a sospechar que esta democracia representativa era una pifia.
La escuela no se sostenía. Vegetábamos con métodos antiguos, era aburrida y amuermante. Y no servia en absoluto para la `formación integral del alumnado, palabras     huecas de libro de texto. La escuela necesita una auténtica renovación. Las cuatro Leyes de Educación que se han implementado sucesivamente a partir del primer gobierno  de la “democracia”, no han hecho más que contabilizar un fracaso tras otro.
Estaba claro que la solución pasaba por un cambio de mentalidad en nuestra sociedad, un cambio cultural, un cambio político, una nueva Constitución que a anulara a la otra, a la provisional, la de los “padres de la patria”. En lugar de esto los políticos se empecinaron en no tocarla, como si se tratara de las tablas de la ley judía.
Era preciso una reforma audaz de la constitución, y una revisión constante de las leyes para que las futuras generaciones de cuidadan@s se formaran en la ética del pensamiento, el sentimiento y la acción, el conocimiento, el respeto mutuo y la colaboración y en consecuencia se lograría el voto responsable…
Sin embargo entonces muchos docentes, con una formación precaria nos preguntamos. Pero ¿Y cómo se podía conseguir esto?. De la familia y de la escuela, creímos ingenuamente.
De la escuela? Yo empecé mi carrera en un colegio de nueva creación, que llevaba el nombre del dictador. Con pasillos abiertos a exterior, sin cristales y aulas sin calefacción. Entonces empecé a indignarme. Los sindicalistas, para templar cuerdas, UGT y CCOO, organizaron asambleas interminables- 4 ó 5 horas- en la capital de provincia, a dónde la mayoría teníamos que desplazarnos después de las clases. Votaciones a mano alzada, al cabo de una serie de intervenciones de los representantes, hasta el agotamiento de la sala.
Pues mira que bien, esto si que es democrático. ¡Y mi abuela, molinera!. Se convoca la primera una Huelga General en Enseñanza y además con carácter indefinido. Llamamos a las familias y les explicamos el tema. Mejoras en la enseñanza, primera reivindicación, seguida de otras, y finalmente la subida del sueldo de los docentes.
Nuestros representantes sindicales negociarían con los del gobierno. Empezamos. Durante el tiempo que duró la huelga, el claustro en pleno, acudíamos cada día al colegio con el horario habitual de trabajo pero sin alumnado, claro está. Al cuarto o quinto día se presentó la Guardia Civil, quien sabe si con fines intimidatorios.
El Seguimiento de la huelga fue del 85% en todo el territorio nacional. En cambio los días pasaban sin saber qué atenernos. En Madrid, durante las negociaciones se producen cambios súbitos en las propuestas, nos comunican los representantes sindicales. Desconcierto. Por fin al inició de la segunda semana llegan los acuerdos. ” Ni pa ti ni pa mi”. Esta dinámica me provoca una gran decepción. Renunció al cargo de enlace sindical, y a la propuesta de un futuro cargo en el consejo provincial y abandono el sindicato.
Treinta y tantos años después. La plaza desde entonces denominada del 15-M, hasta la bandera. Por el micro van haciendo propuestas las diversas secciones. Respondemos alzando los brazos y agitando las manos. Descubro un mundo muevo.
Contemplo a la multitud y una corriente de energía que me llena de esperanza.
¿Qué te pasa. Te caen las lágrimas?-me pregunta una compañera.
No, es la alergia primaveral…
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